miércoles, 17 de diciembre de 2014

FIEL, A PESAR DE TODO



Como un corazón vivo palpitaba la luz en la oscuridad de la noche y en cada latido se dejaba ver la palabra CLUB. Así con mayúscula y en rojo de tentación. Debajo una puerta apenas abierta y una cortina cerrada, cortaban el paso a la música y las risas de interior del local. El hombre todavía dudó un momento antes de entrar. Se preguntó si eso es lo que quería en aquellos momentos de más amarguras que deseos. Pero la imaginación y la fascinación del lugar, acabaron convenciéndole. O tal vez el despecho y el afán de nuevas experiencias hicieron que, de pronto, se encontrase sumido en la algarabía y la casi penumbra de algo parecido a una sala de fiesta, con mujeres exclusivas para el hombre que paga. Esto no es la catedral de romanticismo, y el amor tiene nombre extraño. Y además tras la máscara de maquillaje y risas hay más penas que en la calle y se confiesan más pecados que en la iglesia. No faltan clientes que pagan por confesarse.

Mareado de licores y del perfume barato de la mujer que le llama cariño y le pone los pechos encima de los hombros,  acaba sucumbiendo a la carne más que a los encantos. Y para qué engañarse, si lo que buscaba aquella noche es acabar en la cama con una prostituta. Era completar la aventura como culminación de una venganza, de un deseo o de un desahogo para el cuerpo.

Pero le traicionaron los sentimientos. Y sintió pena de si mismo y remordimientos. Estuvo a punto de ser infiel con el cuerpo, pero lo impidió el amor por esa esposa que un día, caprichosamente, había decidido que jamás volvería a tener sexo con él.

Esta es la historia que, de su intimidad, me contó un amigo. Y que yo he escrito, reduciéndola a unos pocos renglones para una mejor comprensión y claridad. Su pregunta final, y también la mía, es: en casos como el relatado, ¿es infiel quien busca consuelo en otro cuerpo que no sea el de su pareja? Es una pregunta simple, sin entrar a valorar si a ella se le acabó el amor y también el deseo. Y que él, a pesar de todo, seguía amándola. 


Resulta muy  peligroso someter el amor y la convivencia a pruebas tan peligrosas.